Reseña La Canción del Bisonte, de Antonio Pérez Henares

Nada más leer la primera frase de La Canción del Bisonte ya supe que esta novela iba a ser de mis preferidas.

Pérez Henares tiene un estilo narrativo muy reconocible que a mí personalmente, me encanta. Usa un cuidado vocabulario y su narración es dura y a la vez sensible y hermosa, similar a la Naturaleza que tan bien sabe describir. También es muy descriptivo, conoce muy bien los lugares por donde se mueven sus personajes porque él los ha recorrido palmo a palmo. Es un placer seguir cada uno de sus pasos a través de la lectura además, logra transmitirlo con auténtica maestría: sabe seguir rastros, conoce técnicas de caza, conoce a los animales y cómo actúan y el saber ancestral de la gente del campo y de los cazadores.

Pero no es sólo su sabiduría el gran fuerte de su obra.  Es posible que en esta novela haya aparcado un poco las hermosas metáforas que adornan La Mirada del Lobo (en mi opinión, su mejor novela, pero se que no soy parcial pues adoro a los lobos y lo que representan). En La canción del Bisonte nos da una magistral lección con su perfecta documentación. Nos describe con auténtica maestría las joyas pictóricas de nuestro país y también alguna otra del país vecino, y estas maravillas antropológicas no necesitan de metáforas, pues Henares da vida, literalmente, a lugares tan fascinantes como Altamira y también nos muestra yacimientos como los de Atapuerca (por citar los más conocidos) y otros muchos.

Sin embargo, lo que yo destacaría de esta fascinante novela son sus personajes. Ellos son quienes, en mi humilde opinión, la hacen especial. Aunque he de decir (no sería justo que no lo hiciera), que todas sus novelas cuentan con personajes inolvidables.

Los personajes de La canción del Bisonte están todos (hasta el que menos relevancia tiene) muy bien desarrollados, tienen aristas, disponen de códigos perfectamente definidos, y son ellos quienes guían al lector en este increíble viaje en el tiempo hasta un mundo tan desconocido como añorado por todos nosotros en lo más profundo de nuestro corazón: la prehistoria, la auténtica edad de oro de la humanidad, y lo convierten en inolvidable.

Me han gustado todos, aunque si me obligáis a escoger (y es difícil, creedme) me quedo con Nublo.

¿Por qué? Porque es el anti-héroe y, con todo, a pesar de su brutalidad, me ha tocado el corazón su sensibilidad hacia los niños de su clan. Nublo no es perfecto, pero es un luchador inteligente, fuerte, decidido y lo da todo por su gente, en especial por los niños, a quienes considera lo más valioso para la supervivencia de su especie: los Primeros Hombres (Los Neanderthales). Nublo hará cualquier cosa por ellos y cuando digo cualquier cosa me refiero a las peores barbaridades, pero dentro de todo eso me quedo con él.

No por ello quiero dejar en mal lugar a los demás personajes, el Errante, el Autillo... Aunque dejadme también destacar el papel de Ababol y lo que yo he entendido que ella representa, que son muchas cosas, pero para mí ella encarna a la Diosa Madre, una divinidad perdida tan importante en aquellas culturas ancestrales y que, aun hoy, seguimos recordando todos, o al menos yo como mujer la sigo llevando bajo la piel. Pero no solo Ababol representa a la Diosa, también La Loba en su estado divino, pues es un regalo al hombre y ya veréis por qué…

El papel de la mujer en esta novela no solo es importante, es prácticamente el eje que hace girar a la trama. Ellas dan vida, ellas protegen al clan con su sabiduría sobre las plantas y el entorno, ellas son en realidad quienes controlan y gestionan los recursos, mientras los hombres salen a cazar las grandes manadas y luchan por la supervivencia de sus clanes.

Por todo eso y mucho más recomiendo esta maravillosa novela que os tendrá pegados a cada línea.

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